sábado, 20 de abril de 2019

vive cristo..¡¡¡Aleluyaaaaaa!!!


DOMINGO DE RESURRECCIÓN.
MONICIÓN AMBIENTAL: 
Un nuevo día se nos ofrece.  Este viene cargado de una buena noticia:  Cristo resucitado.  Ya no hay muerte, sólo vida.  La luz ha vencido la oscuridad de la humanidad.  Nos inunda una clara alegría pues la resurrección de Cristo  nos ha otorgado respuestas a las preguntas más esenciales del ser humano: el sentido de la vida, el porqué del sufrimiento, el dolor y la muerte.  Celebremos este día de Pascua y los que vendrán con un prolongado sentimiento de alegría por la victoria de Cristo.

LITURGIA DE LA PALABRA
MONICIÓN A LA 1° LECTURA:
La fe apostólica se convierte en el fundamento de la Iglesia nacida en la Pascua de Jesús y los discípulos se convierten en testigos de primera línea de lo que han visto y oído del Señor Jesús.  Escuchemos.
MONICIÓN A LA 2° LECTURA:
El creyente que ha experimentado en su vida la Pascua mantiene su corazón en tensión a los bienes que no caducan, a los bienes del cielo.  Escuchemos.
Secuencia: Con todo el lirismo posible, propio para esta fiesta, la Iglesia canta con renovado fervor, la victoria sobre la muerte del Cordero Pascual.
MONICIÓN AL EVANGELIO (JN 20,1-9):
El amor de la Magdalena por el Señor no le impide, aún en la oscuridad, dirigir sus pasos hacia el sepulcro.  Busca a un muerto y encuentra la tumba vacía.  Escuchemos.
MONICIÓN AL EVANGELIO (LC 24,13-35):
La Escritura, la Eucaristía y la comunidad de los hermanos se convierten para todo creyente en el espacio más luminoso de la fe pascual.  Escuchemos.
MONICIÓN A LA PREPARACIÓN DE LOS DONES:
Pan y vino ofrecidos en el altar para que se conviertan en suave oblación por la acción divina del Espíritu en presencia real del Señor resucitado.
 MONICIÓN A LA COMUNIÓN:
Comemos y bebemos el pan y el vino de salvación como primicia de esta Pascua.  El Esposo, revestido de victoria, se sienta a la mesa pascual con su Esposa, la Iglesia, que con un gesto de intimidad divina se une a nuestra humanidad a través de la comunión sacramental de su cuerpo glorioso, comunicándonos así su victoria.
MONICIÓN FINAL:
¡Este es el día que hizo el Señor! La alegría que de El nace se prolonga en la celebración de la cincuentena pascual.  Y María, la Madre de Jesús. se convierte en la gran testigo de la victoria de su Hijo.  Ella nos ayudará a convertir esa certeza y esa alegría de la Pascua en acciones testimoniales que hagan creíbles esta buena noticia.  Saludémosla con el canto: “Reina del cielo, alégrate”.

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