miércoles, 17 de abril de 2019

COMIENZA EL TRIDUO PASCUAL





JUEVES SANTO      
                   
MONICIÓN AMBIENTAL:
Preámbulo del acontecimiento salvador.  La caída del sol, anuncio del declino del Maestro, que contiene ya la esperanza del nuevo amanecer, aquel que no tiene ocaso.  Una cena de amigos celebrada en la intimidad anuncia el gran don de Jesús: la Eucaristía.  Pan y vino ofrecidos por Jesús como su cuerpo y su sangre dado por todos.  Realización de la Nueva Alianza que nos introduce en la salvación ofrecida y compartida en la entrega de su vida.  Celebración que nos une indefectiblemente al destino salvador vivido bajo el espectro del amor, su último y gran mandato.  Memorial ofrecido por los sacerdotes de la Nueva alianza que perpetuaran en el tiempo el gesto de Jesús.  Celebremos en este pórtico de este Triduo los dones de Jesús para su comunidad: el mandato del amor, el sacerdocio ministerial y la Eucaristía.
GLORIA:
El canto angélico silencia durante la Cuaresma se vuele a escuchar en esta tarde.  Las campanas al vuelo que luego se silenciarán al recordarnos este solemnísimo día nos introducirán a su vez en el gran silencio contemplativo para adherirnos al misterio de la muerte, sepultura y resurrección del Señor.

LITURGIA DE LA PALABRA
MONICIÓN A LA 1° LECTURA:
La cena pascual del pueblo de Israel con sus prescripciones y normas se convierte en la carta de identidad de un pueblo que está llamado a ser pueblo de la alianza.  Dios ha pasado en medio de su oscuridad de la noche para llevarlos al día de la salvación.  Escuchemos.
MONICIÓN A LA 2° LECTURA:
Para Pablo la celebración eucarística, centro del culto cristiano, no es solo un acto religioso sin más, sino que es el ámbito esencial de la proclamación del misterio pascual de Cristo.  Escuchemos.
MONICIÓN AL EVANGELIO:
Junto al don de la Eucaristía, Jesús antes de padecer, nos enseña que la Eucaristía solo puede ser celebrada en un ambiente de amor y servicio al otro.  Escuchemos.
LAVATORIO DE LOS PIES:
Lo anunciado en el Evangelio se gestualiza en este momento, recordándonos que la Eucaristía solo es comprensible desde el mandato del amor ordenado por Jesús y de un total servicio del ministro a su comunidad como lo hizo El.
MONICIÓN A LA PREPARACIÓN DE LOS DONES:
Lo que se nos da como regalo, lo que es fruto del esfuerzo humano, lo ofrecemos con lo que somos ante el altar del Señor para que por la acción transformadora de su Espíritu sean transformados en el cuerpo y la sangre del Señor Jesús.
MONICIÓN A LA COMUNIÓN:
Lo que hemos celebrado se nos comunica en las especies sacramentales.  La fuerza salvadora de un amor que se entrega se nos da como alimento a fin de que podamos experimentar el don transformador de Jesús.
MONICIÓN AL TRASLADO DEL SANTÍSIMO AL ALTAR DE LA REPOSICIÓN:
Un gesto funcional (reservar las especies sacramentales para el día siguiente en que no se celebra la liturgia eucarística) se convierte en un gesto de adoración a Jesús presente en la Eucaristía.  Nuestro agradecimiento a Jesús se hace prolongada oración y alabanzas.
MONICIÓN PARA EL FINAL DE LA EUCARISTÍA:
Un altar desnudo al final de la celebración, nos recuerda que el Cristo no hizo alarde de su condición divina, sino que se despojó de su rango” para así entrar en su pasión y muerte.

VIERNES SANTO

MONICIÓN A LA 1° LECTURA:
La figura del Siervo descrita por el profeta nos sumerge en su sufrimiento vivido con todo el dramatismo posible, pero con el resultado de un mensaje consolador de justificación para muchos.  Escuchemos.
MONICIÓN A LA 2° LECTURA:
Cristo es el sacerdote de la Nueva alianza que se presenta al mundo no como un hombre de privilegios  sino como un hombre totalmente mortal.  Escuchemos.
MONICIÓN AL EVANGELIO:
Todo el dramatismo de la pasión presentada por el evangelista Juan nos coloca ante el triunfo de aquel que ha cumplido totalmente su misión.  Escuchemos con veneración y atención el relato de la pasión.
MONICIÓN A LA ORACIÓN UNIVERSAL:
La pasión proclamada en el Evangelio se hace suplica orante.  La salvación que nace en esta cruz salvadora es implorada por la Iglesia para la comunidad universal.
MONICIÓN A LA ADORACIÓN DE LA SANTA CRUZ:
El signo del amor donde fue clavado el Señor Jesús se convierte para el creyente en camino para la verdadera vida.  Confesamos que a través de ella. Cristo ha vencido a la muerte y esta cruz se convierte en la llave que nos abre las puertas del cielo.
MONICIÓN A LA COMUNIÓN:
Pascua inmolada.  Lo que hasta ahora ha sido anunciado se nos es comunicado en el cuerpo sacrificado de Jesús.  Entramos a través de la recepción de la Eucaristía con Cristo y su misión salvadora.
MONICIÓN PARA EL FINAL DE LA CELEBRACIÓN:
Una cruz, unos cirios, un altar desnudo, el silencio que invade a la Asamblea, se convierten en testigos silentes de lo que hemos celebrado: la pasión y muerte del Señor, su paso al Padre.  Se abre el compás de espera.  La muerte ha sido vencida.  Se espera la resurrección.

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